Los jugadores del Yayo sonríen en el campo |
El último partido del Yayo del año les cogió como ya nos tiene acostumbrado: cansinos, toscos, imprecisos y echando mano de esos pequeños milagros efervescentes acetilsalicílicos.
La tarde de domingo era “fría, con lluvia y de copa, y había algunos jugadores a los que no les apetecía jugar” como diría Mou. Y es que el único hambre que parecía mostrar el Yayo era la de Esteban y sus galletas.
El Yayo saltó al verde con Maside bajo palos, Esteban y Alfredo en las bandas, Pablo de cierre, Che, amigo de Che y Palacios intentando ocupar todo lo demás. Esa era en principio, la compleja estrategia yayística.
Los primeros compases del partido se bailaron al son de la imprecisión, la dejadez y la carencia de oportunidades de ambos bandos. Se tuvo que esperar a una jugada a balón parado del Birrandés para ver el primer gol. Tras un rechace de Maside, se quedan tres jugadores birrandeses solos para empujarla, parecían decirse “pégala tú que a mí me da la risa”. La falta cogió desprevenidos a Richi y Esteban que olvidaron sus marcas y aprovecharon el instante para lanzarse miraditas y gestos de amor, que por supuesto desde el Yayo desaprobamos. La navidad tal vez, tenga ese punto místico.
Y así transcurrió el partido hasta que a Alfredo se le ocurrió un tiro mordido al borde del área, que se cuela por el palo izquierdo del portero, parecido al de Lucas en el anterior partido sólo que sin la media vuelta.
Sin duda el regalo navideño del portero fue bien acogido por el equipo franjirojo, que enseñó la senda a seguir, que no era otra que empezar a echar boletos.
Así con el gol psicológico se llegó al descanso con el Yayo mentalizado de que había que ganar, y de que para ello, había que morder y tirar.
La segunda parte comenzó con un Yayo más entusiasta, así Richi en la delantera, marcó el segundo en jugada polémica, muy protestada por el Birrandés por posible fuera de juego. De ser honestos, este articulista (completamente imparcial), no vió irregularidad alguna.
El Birrandés, obligado a salir de la cueva en la que había permanecido plácidamente la primera mitad, intentó más por corazón que con cabeza empatar el encuentro, buscando balones altos a su delantero de 2,20 a lo Roberto Dueñas.
Richi con espacios aprovechó las situación para poner el 3-1 y el 4-1 culminando su hat trick y siendo el jugador desequilibrante que todos esperamos que sea.
Ya con el marcador y el encuentro muy a favor, el Yayo no supo manejar el partido, ni sus tiempos, en vez de dormir el partido, la interpretación fue distinta y se echaron una siesta de 10 minutos, que permitió al Birrandés ponerse 4-2 por medio de un clamoroso fuera de juego; y 4-3 tras un más que dudoso penalti al tirarse Roberto Dueñas en medio de Pablo y Andrés en un balón aéreo.
4-3 y todo un mundo por delante. Tocaba sufrir como siempre, morderse las uñas, aguantar la respiración… ver a Maside volando para atajar un mano a mano providencial, salvando el empate.
Aparecían viejos fantasmas en Villaviciosa, pero en seguida Richi se vistió de Cazafantasma, pletórico con su hat trick y el dandy del partido. El dandy… y el duro también. En el tramo final del encuentro Richi se interna en el área escorado a la derecha y gambetea duramente al último defensor enseñándole el exterior para irse por dentro. Éste lo derriba con un empujón claro, cometiendo penalty y Richi se calienta encarándose. Comienza una tangana en el área con el árbitro como espectador de lujo, en la que los jugadores se lanzan unos a otros improperios. Román incluso llegó a llamarle “maleducado” a un contrario o insultos como “desvergonzado”. Desde el Yayo no queremos que éstas escenas se vuelvan a suceder y creemos que “hijo de puta hay que decirlo más”. Pedir perdón a la afición por tal vez haber sido un poco blandos.
Richi y el contrario terminan expulsados. Palacios aprovecha el penalty para poner el 5-3 en el marcados.
Con el Birrandés volcado y Maside sufriendo todo tipo de pisotazos, agresiones, vejaciones y fortuitos golpes con el palo, convertido en una mezcla de Spiderman, el Increíble Hulk, Cañizares y Jesucristo; y con el partido ya dando sus últimos coletazos Esteban se pide una falta en el vértice izquierdo del área que aprovecha fenomenalmente para poner el definitivo 6-3 en el marcador, sobre la escuadra contraria.
La felicidad inunda al equipo de nuestro querido Rodolfo Langostino, el equipo de todos, el de la banda celeste cruzada en el corazón, en donde no somos guapos pero somos resultones, donde quisiéramos ser como leones, pero donde nuestro estado físico sólo nos da para leones marinos.
Se decía que el Birrandés era fácil, es el último, pero ya no hay rivales cómodos. El partido era de cortarse el pelo y afeitarse el bigote, de hacerse hombres (muchas faltas, lesiones, expulsiones, tanganas, frío…) y el Yayo apeló a la onomástica. Se han conjurado y se han convencido de que para sacar adelante los partidos, no siempre es necesaria la calidad de la cual carecen, ni un sistema táctico determinado, ni de tener en sus filas un “special one”. A veces sólamente es necesario darse cuenta de que hay que vestirse el mono de trabajo, de mirar al abismo y reírse en su borde, de enseñar los dientes y rugir.
Rugir como leones marinos.
Un saludo a todos. El Yayo les desea felices fiestas y que se cumplan la mayoría de vuestros deseos.