Las expectativas casi siempre superan a la realidad. La mente humana es elocuente cuando idealiza en futuro y exagera cuando se anticipa a sus dependientes, los sentidos. A muchos les ocurre mientras colman sus fauces de saliva a la espera de algún apetitoso plato, algunos, ingresan a éste viaje en la antesala de un partido de fútbol y, tantos otros, abocados a las nuevas tecnologías, experimentan estas sensaciones cuando les asalta el instante de conocer en persona a un ligue del chat: la realidad casi nunca está a la altura de las expectativas.
Al final, la comida está fría, tu equipo pierde y Laurita_25 no es rubia ni delicada; en realidad, se llama Antonio y el número en su nick, en vez de años, referencia otra cosa.
No hace más de 5 meses, que en el torneo de fútbol 7 de la liga de Villaviciosa de Odón, se erigió un rejunte de hombres que a base de ansia, desvelo y pasión; indagaron y alistaron nombres para apiñarlos en torno a una aventura horizontal: El Yayo y el Cuarteto Obrero F.C comenzaba a evangelizarse en realidad. Una tarea no siempre fácil, las trabas se suceden para estos casos, tal vez la más significativa era la ubicación geográfica de los campos de Villaviciosa que denotaban en los reclutados la intrínseca acidez de la lejanía, ya no era jugar acá, sino que era “ir allá”, con todo lo que significa desplazarse en cualquier tarde de domingo, el otro obstáculo directamente proporcional, era la visible timidez que tienen muchos para el esfuerzo.
Una tarde de domingo otoñal, llegó el esperado debut contra Perro Flaco. El Yayo comenzó sus andanzas con 5 jugadores en el campo, número que pudo emparejar a los 10 minutos de partido, la formación ideal (7 jugadores) tuvo una aparición tardía, el Yayo ya era derrotado por dos goles a cero. Aquel día,, tampoco se contó con un verdadero portero; aquello era más un desfile de nombres de heterogénea fisonomías que iban sucumbiendo debajo de los tres palos. El estreno también presentó un rival ingrato, sobrador y carente de disfrute; la paliza que recibió el Yayo se vio empañada por la arrogancia y las chulerías de Perro Flaco; aún está en la retina de muchos yayenses las pisadas y risas del 8 rival cuando el partido ya estaba sentenciado, acción que encendió a más de uno, terminando en una fuerte discusión con expulsados. La agudeza del Yayo hizo que aquel día presente camisetas con números pegados con cinta, dorsales que fueron desprendiéndose con el correr de los minutos, con las cifras extraviadas la expulsión de Lucas recaló en el número 37(?) del equipo.
Los que estuvieron en aquel debut, entendieron de manera grotezca que el torneo de Villaviciosa sería duro, que para saborear las mieles del éxito primero habría que encontrar el equipo y, luego, un estilo. Pero los jugadores estaban hundidos, sabían que había que reponerse, que eso era sólo el comienzo, y que a Perro Flaco lo volverían a cruzar en el comienzo de la segunda vuelta convencidos de que, como ha dicho allá en el siglo XVIII, el general francés Pierre Choderlos de Laclos en su novela titulada Las amistades peligrosas (Les liaisons dangereuses); “la venganza es un plato que se sirve frío”.
Luego de la paparruchada de partido en la vuelta de las navidades, y con la primera vuelta consumida, en el horizonte del Yayo asomaba Perro Flaco, las fauces del equipo comenzaban a operar, se sabía que el rival venía en racha, que estaba segundo, que tenían al goleador del torneo, y que habían sido mucho más regulares que lo que el Yayo pudo ser, pero en el equipo de camiseta negra regía un juramento definitivo: darlo todo, no importaba el resultado, el Yayo tenía que lograr desplumar sus complejos, como dijo Galeano “Jugar por el placer de jugar, no por la obligación de ganar”. Con el correr de los días, con el domingo a tiro, las expectativas aumentaban en demasía, tal era así, que el viernes previo al gran choque, Alfredo juntó a varios integrantes del equipo en su inmueble para soldar el compromiso que pregonaba que el domingo 5 de febrero de 2012, llueva, truene, nieve o haga un frío atroz, el Yayo debía salir a por todas, se avecinaba una masacre.
Pitido inicial; el Yayo comenzó el partido en sintonía a la última derrota, si bien respetó un orden táctico importante, el método del catenaccio contra ciertos rivales y sin la plenitud física-mental necesaria para emplearlo se vuelve un arma de doble filo, la cual, suele cortarse casi siempre por el mismo lado. Tal fue así que promediando los 20 minutos el equipo ya iba por detrás del marcador, el 0 a 3 zanjaba un partido menos polemizado que el de la primera vuelta. Perro Flaco hacía sentir el rigor de ser un equipo de los que disputa la primera plaza del torneo.
Una jugada accidental (choque frontal entre Andrés Presidente Camera y el 9 goleador de Perro Flaco) marcó no solo la frente de nuestro 8, sino que también el partido, al ocasionarle al jugador rival, un corte, una hemorragia y un pequeño desvío nasal. Este hecho lo cambió todo, no porque Perro Flaco se haya quedado con un jugador menos y sin cambios, sino porque el Yayo olió sangre, percibió el miedo del enemigo, entonces Parrulo comenzó a desmembrar cinturas adversarias con intratables movimientos espasmódicos, Pedro reorganizaba la defensa y mandaba al equipo a presionar más arriba. La reacción se plasmaba en el juego y de ahí al resultado: un pase en profundidad de Lucas para Román, hizo que el delantero del Yayo defina como nunca; cruzado el balón al segundo palo, llegaba el 1 – 3 para un equipo que volvía a creer en su capacidad.
La inyección de fe quedó plasmada en la jugada ulterior, lo que fue la mejor combinación del Yayo del partido; Pedro abrió a la derecha para Parrulo, el 21 del Yayo recibió como interior derecho, se quitó con una finta propia de Iniesta su marca, toco hacia el medio donde recibió Lucas, el 5, unos metros adentrado en campo rival, levantó la cabeza(?) y observó como Alfredo subía por el lateral derecho como un rayo; Lucas se vistió de Xavi por escasos segundos y colocó un pase en profundidad entre la línea de la defensa para Alfredo que escalaba la banda a lo Dani Alves, el 4 del Yayo acomodó el balón y sin detenerse lanzó un centro preciso hacia el corazón del área, delantero que llega es mejor que delantero que está; Richi maneja esta idea como nadie, entró como 9 para darle un pase a la red, Richi hacía de Richi, clase pura, pero a muchos, por momentos, en esa jugada de coordinación, pase y desmarque, el Yayo les hizo acordar al mejor Barça. Con el 2-3 la preocupación de Perro Flaco se convertía en pánico; pandemonium en el campo B1 de Villaviciosa.
La primera parte sucumbió con un 2 – 3 que pintaba de lleno un verdadero partidazo, goles a montones y alguna que otra controversia, como un gol de Perro Flaco donde el delantero acomodó la pelota con su brazo ante la ceguera del arbitro en cuestión. La segunda parte sería apoteósica; El Yayo seguía a lo suyo, currándose el partido, y tanto va el cántaro a la fuente que al final se le hace vicio. En una contra trepidante, Parrulo definía sutilmente a un palo, el 21 del Yayo, jugador desequilibrante por antonomasia, comenzaba a configurar lo que sería una actuación memorable. Se gritó el 3 – 3, pero más se bramó el 4 a 3 de un Román en racha; pelotazo largo desde el fondo, el balón bota alto ante la descoordinación defensiva de Perro Flaco, Román, que nunca pierde de vista(?) el esférico, arrastró a la defensa y ante la mala salida del portero remató a gol, un tanto a lo Christian Vieri. Si, El Yayo daba vuelta el partido con la actitud de los grandes equipos, talante que empequeñecía a uno de los colosos de la liga.
Pero Perro Flaco ejercería su condición de favorito y animador del torneo, en dos jugadas donde encontró un Yayo turbado por suponer la victoria, dio vuelta el partido colocándose en ventaja nuevamente, Con el 4 – 5 el Perro Flaco se quedó, preso de su flaqueza(?)mental, cayó en la vorágine de querer llevar el partido a otro ambiente; perdiendo tiempo y quejándose de cuanto roce o jugada había (unas nenazas), pero quedaban 11 minutos por delante y, se sabe, que 11 minutos contra el Yayo son molto longo.
El equipo de negro no entró en el juego de las lagrimas, sino que fue infinitamente más sugerente; se concentró y salió al ataque, comenzó a tener ocasiones pero también a dejar huecos en el fondo; arriesgar tiene su coste, ahí se creció la figura de Joaquin, que con 3 paradas memorables privó a Perro Flaco de sentenciar el partido. Marcados a fuego por las leyes del fútbol, El Yayo, explotó al máximo la que habla de que lo que se erra en una portería se sufre en la propia, y Perro Flaco pagaría su torpeza con la mismísima muerte; un Corner pasado, todos dudaron menos Parru, que al mejor estilo Kun Agüero, apareció por el segundo palo para empujar el balón y clavar un 5 a 5 en lo que ya era el mejor partido de lo que va de liga, y aún quedaban 5 minutos. A Perro Flaco se le consumía el oxigeno, se le pasaba el arroz, las piernas pesaban en las prisas agónicas de lo que se escapa. Y ahí el Yayo, de peor estado físico que cualquier otro equipo, entró en su salsa, relució el pulmotor del corazón y, con dos cojones, Parrulo finalizó a un palo el gol crucial; El Yayo volvía a revertir el resultado, quedaban un par de minutos para sufrir, en los que Joaquín se encargó de aprovecharlos al máximo para asustar a propios y extraños. Los huevos en la garganta del final ya eran historia, el 5-6 sería el resultado definitivo. El Yayo consumaba la venganza, Parrulo se llevaba el balón a su casa tras firmar un Hat-trick (tenes que traerlo el domingo eh!), Román y Richi se rencontraban con el gol, a Lucas no lo amonestaron y el equipo, en su totalidad, hizo un verdadero partidazo, esta vez, la realidad superaba ampliamente a las expectativas.
La crónica, como no podría ser de otra manera, a la altura del partido
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