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La portada del Marca del lunes, exalta al ídolo del equipo |
La tarde del domingo 23 de octubre estaba teñida de un color gris plomizo, presagiando lo que luego se llegó a palpar; llovería todo el partido. Esta condición climática podría intimidar a cualquier equipo, menos al Yayo, que emprendió la excursión dominical hacia Villaviciosa convencido de que, a pesar de todo, podría ser un gran día para la práctica del balompié. Le daba igual, tanto el aguacero, como acertar la ruta correcta hacia los campos de fútbol u olvidarse el balón, estas actitudes de los miembros del equipo no respondían a aires chulescos, como tampoco a un grado de inconsciencia, más bien eran hijas de una total desorganización, casi patológica en Yayo y el Cuarteto Obrero; sino existían dificultades, ellos mismos se las fabricaban. Pero el Yayo aprendió la lección la pasada semana y entendió que su fútbol debía estar basado en las mismas premisas que dictan los fundamentos del club(?), su fútbol demandaba un compromiso anárquico, el plan es que no hay plan, y la diagramación 3 – 2 – 1 con la cual saltó al campo de juego contra el Shalke Temeto era una fachada, cualquiera de sus jugadores podría aparecer en posiciones de ataque, como también en fuera de juego o de portero; alterando las bases del fútbol total para masticar desde el talento colectivo la estrategia desfachatada que escupiría un equipo más gaseoso que sólido, con ese brío hijo de la desgana y la falta de estado físico.
Ya desde el comienzo, el Yayo se paró en campo contrario monopolizando la circulación del balón; todas se iban largas. Las triangulaciones del equipo se reían en la cara de la geometría, y coqueteaban de manera gallarda con la propia torpeza. El equipo saltó el campo con la siguiente formación: Andrés “De Boer” Palacios debajo de los tres palos, línea de tres para Esteban, Pedro y Alfredo, en el centro del campo Parrulo y Miguel Ángel, y arriba, tirando del carro, Richi. A diferencia de la jornada anterior, la cohesión defensiva propinó el orden táctico necesario para esta clase de partidos, con Pedro en el eje de la zaga se consiguió la colocación adecuada para reír de cada avance contrario, ambos marcadores de punta se destacaron por el rudo quite y la prolijidad a la hora de salir jugando el balón, en el centro del campo Parrulo y sus patines, entre gambeta y resbalón, cambiaban el ritmo del partido, mientras que Miguel Ángel, el Busquets del equipo, marcaba los tiempos, experiencia y oficio para el 6, que mostró su lado visceral a la hora de protestar el penalti inventado por el árbitro, el cual podría haber puesto el 2 – 3 y tener que recurrir a la tristemente célebre “colgarse del travesaño”, pero para no tener que poner el autobús en la portería, Andrei, con su mirada penetrante, atemorizó al pateador contrario obligándolo, por su bien, a marrar el tiro desde los 12 pasos, demostrando que por más villarato haya contra el Yayo (segundo penalti consecutivo que padecen en dos fechas) el equipo torcerá cualquier adversidad y volverá a redimirse.
A mitad del primer tiempo, Richi y Esteban lo estaban bordando, tanto, que decidieron bajar un cambio porque ya era un chorreo futbolístico, y pidieron el cambio, un poco para descansar y otro poco para darle la oportunidad a otros gladiadores del Yayo. Saltaron al verde césped Lucas y José “De Boer” Palacios; delantero x delantero, y defensa x defensa, el Yayo no descoordinada formación sino que apostaba por los revulsivos(?), el primer balón que le llegó a Lucas, lo encontró de espaldas a portería, que en el intento de patear al rival que lo marcaba, y de paso, insultarlo, le dio un lindo puntinazo a la pelota, la cual se desvió lo justo en un defensa para descolocar al golero y festejar lo que era el primer gol del Yayo en el torneo. Ahí comenzó “otro partido”, en donde el Yayo se soltó y desplegó su mejor fútbol. Andrei entró de falso 8, y como volante ventilador daba pausa y acracia al sistema ofensivo, como dijo uno de los tifosis que presenciaba el partido “cada vez que Andrei, Parrulo y Pedro se juntaban, se vieron las mejores jugadas del equipo”, una mentira grande como una casa. El 2do gol fue obra de Parrulo, después de romper dos cinturas rivales con uno de sus patinazos, se encontró frente al portero y la puso suave, abajo.
El primer tiempo murió con un marcador legitimo, el Yayo imponía sus condiciones en el juego, capitalizando sus situaciones de gol, Miguel Ángel pedía cabeza y orden para la 2da parte, había que cuidar el resultado jugando de contragolpe; se sabe, el Yayo de contra es temido en todos los estadios, porque cuenta con Richi, una verdadera apisonadora por su explosión en los últimos 20 metros del campo. Y así fue, en uno de los ataques rivales, un jugador del Shalke perdió la pelota y el Yayo pasó al ataque en tres simples toques de balón, Richi encaró desde el borde derecho del área a uno de los defensas, lo eliminó con una finta de discoteca y al reunirse mano a mano con el portero, lo vence con un pase a la red, 3 a 0, y a cobrar, acto seguido; Richi pide el cambio, casi no podía respirar, pero eso era lo de menos, el 7, el que tira del carro, volvía a ser figura, por él entró Andrés “De boer” Palacios, que dejó la portería a cambio de ser delantero centro, el cual contó con una jugada que pudo sellar el 4 a 0 y cerrar el estadio; un desborde de Lucas por la banda derecha, al intentar pegarle un codazo e insultar al defensa contrario, le salió un centro perfecto que halló a Andrés “De Boer” Palacios colándose entre los dos centrales, Andrés se elevó con un timing digno del Rifle Pandiani y cabeceó al otro palo: el balón salió por encima, besando el larguero, casi pidiendo permiso. Detrás de esa portería, la avalancha de la barra del Yayo, en las gradas, terminó en un “uuuuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhh!!”. Posteriormente el equipo se relajó, cansado de jugar tan bien al fútbol, le dio alguna que otra oportunidad a los rivales para que se floreen, demostrando su costado más generoso. Llegó el descuento y luego la jugada comentada del penalti, el partido no daba para más, y el Yayo cosechaba su primera victoria en el campeonato, demostrando que están vivos y van a por todas; “la liga es larga, puede pasar cualquier cosa, no queremos prometer nada, pero este equipo está para campeón” declaró, humildemente, Alfredo al terminar el partido, también Parrulo, dejó de pasada la siguiente afirmación: “ganaremos el doblete”, frase que más que certera suena augurio, y más que a presagio suena a delirio, pero no pasa nada, esta es la motivación que necesita Yayo y el Cuarteto Obrero F.C, luego de conocer el infierno saborearon las mieles del éxito, ahora ya están preparados para la próxima batalla, ¿ha visto algún equipo mejor que el Yayo? No conteste, ellos, igualmente, estarán ahí, desorganizados y desfachatados para buscar la victoria la próxima jornada, todo dependerá de las ganas que tengan de ganar.. si eso, como que se lo dejan para otro día o se ponen las pilas. Pronto lo sabremos.