En el disco Física & Química, Joaquín Sabina enuncia una de sus mejores prosas en lo que es sin dudas una declaración de principios, la canción Conductores Suicidas (Que por ahí se dice que está dedicada a Manolo Tena) revela en la primer estrofa cierta admiración sobre alguien que no deja indiferente a nadie, sobre un tipo que se echa a andar entre las personas y en cada paso, sus actitudes, encuentran amor y odio; la frase de Sabina dice “No voy a negarte que has marcado estilo, que has patentado un modo de andar, sin despeinarte por el agudísimo filo, de la navaja de esta espídica ciudad”. Difícilmente Sabina pudo imaginar que unos veinte años más tarde se erguiría un equipo de fútbol capaz de moldear su forma en esa oración; El Yayo & el Cuarteto Obrero F.C es así, ingresa a los campos de Villaviciosa con clase contracultural, con una personalidad que divide, sonroja y deja atónita a la sociedad; al Yayo jamás pasará desapercibido, jamás.
El domingo 11 de junio de 2012 será recordado en los libros del fútbol(?) por la paliza del Yayo F.C al Werder Semen, correctivo futbolístico, físico y moral. En lo deportivo, una victoria contundente fundada en los pilares de un equipo sólido en el fondo y desequilibrante en el ataque. Pedro y Parrulo (convertido luego a Farruco) condujeron la ofensiva yayense con paredes estroboscópicas y súbitos remates; todas las jugadas eran finalizadas en la portería rival. En el plano defensivo, el equipo tuvo uno de sus partidos más serios, más de uno recordará que en la jornada anterior, el Yayo, había hecho un muy buen encuentro en el plano defensivo, pese a aquella derrota, la plantilla entendió que ese era el camino y así lo llevaron a cabo; líneas muy juntas, defensas bien posicionados y atentos para frustrar los pases del rival o, cuando la ocasión lo ameritaba, malograr más de un tobillo.
El Yayo se cargaba al líder y animador del torneo con ese estilo propio de un equipazo; todos jugaron bien(?), pero la victoria por la victoria misma al Yayo le sabe a poco, siempre tiene que pasar algo más porque el fútbol es un deporte maravilloso que abre las puertas del juego a todos, pero que sólo unos pocos rechazan ese acceso, animándose a abordarlo por otros sitios, saltando la verja, rompiendo el cristal del reglamento y haciéndose con todo, entre esos pocos se encuentra el Yayo, más aún cuando se trata de un rival plagado de gamberros chulos que sólo buscan en el fútbol ganar a toda costa, olvidándose de que se trata de una fiesta amena para recrearse. Estos contrincantes chúcaros rehúyen de la buena fe y pactan con mala leche ensuciar los partidos que se les vuelven adversos, encontrando en el llanto al árbitro y en la mala intención la salida, una clara muestra de que su precariedad mental se vuelca de lleno por no hacerse cargo de la situación. Lo que el Werder Semen ignoraba (o no quiso conocer) es que si eligen el camino del juego de las lagrimas, contra el Yayo pueden conocer un mundo de dolor.
Luego del tercer gol del Yayo, el segundo de Pedro en su cuenta personal, el partido se volvió intrascendente en lo futbolístico, girando al plano verbal y vehemente. El árbitro, un gordo impresentable, tenía menos autoridad que una monja en un concierto de Motorhead, y el cotejo se le fue de las manos. Faltaban 9 minutos para la finalización del partido, el Werder atacaba sin fundamentos y en una contra, Parrulo (aún Parrulo, a punto de convertirse cuan Son-Goku en Farruco), deja en el camino a dos rivales, recibiendo una clara falta del tercero, la cual el árbitro decidió obviar, Parru se puso de pie exponiendo su enfado “eey! Árbitro, falta!” el colegiado se hizo el sota dándole la espalda al 21 del Yayo y continuó su pasito payasesco por el centro del campo, al segundo, Parrulo recibió la recriminación de un calentito jugador del Werder “que falta, ni falta, cállate marica!”, y como cuando Biff llamaba “gallina” a Martin McFly, Parrulo se transformó en Farruco para aplicarle justicia al asunto, el fallo llegó en forma de puñetazo al rostro, harto de ser hostigado y no recibir la protección arbitral, eligió el camino que cualquier jugador del yayo hubiese optado, y así las cosas.
Lo que sucedió luego fue lo que ha salido en todos los medios de comunicación(?); las nenazas de Werder fueron a llorarle al árbitro al unísono “arbi arbi! Le ha pegado le ha pegado!” el indecente de turno lo echó a Farruco por algo que él no vio, Lucas lo increpó y recibió como respuesta “lo escuché!”(!)… la tangana estaba servida, los empujones se sucedían al mismo tiempo que algunas frases celebres como “te voy a cocer el culo a la cara” o “no me toques, gordo, no me toques”, Alfredo recibió un puñetazo del portero rival, por la espalda, y este ni se enteró, luego fue increpado por dos jugadores del Werder, uno de ellos: el odiable 10, Lucas se percató de la situación y se acercó a charlar un rato, al intentar dialogar vio que era imposible y antes de que la violencia se haga presente contra Alfredo, porque dos contra uno no era negocio, tomó prestada parte de la cabellera del 10 del Werder y lo retiró de la charla “vos a dónde vas??” se escuchaba mientras su cabeza retrocedía. El tumulto no pasó a mayores, el partido fue suspendido y el árbitro terminó expulsando al portero del Werder y al 5 del Yayo.
Quedaba por conocer el parte del colegiado, el cual fue publicado el pasado martes en la web, con la suspensión de 4 partidos para el 5 del Yayo y un resultado inconcluso. Las reclamaciones ya están en marcha porque el parte del juez describe una situación que jamás se vivió en el campo C-3 de Villaviciosa, habla de agresiones graves, habla de otro partido. Lo importante es que el Yayo liquidó al más gallito del corral, se lo cargó con un 3 - 0 e hizo que pruebe los sinsabores del suplicio físico los cuales acarrean cierta resaca mental. Cuentan por ahí que varios jugadores del Werder Semen están con apoyo psicológico, medicados o que vuelven a mojar sus camas por las noches; El Yayo, sigue a lo suyo, patentando un modo de andar, sin despeinarse, y como Freddy Krueger, ataca al Werder en sus sueños.
Circular del FBI(?) |
Se suspende el partido a falta de 9 min para el final debido a que el jugador 21 del yayo agredió a el 12 del wender con un puñetazo y previo insulto.
He expulsado al 21 y en ese momento se ha producido una gran tangana. En la que el el portero del wender le propina una patada a un rival. También el jugador numero 5 del yayo agrede a varios jugadores con puñetazos y patadas.